Tengo claro lo que quiero hacer. Voy a poner en marcha mi propio negocio, porque es a lo que me quiero dedicar, y voy a darme la oportunidad de cumplir mi sueño.
Y ahora… ¿por dónde empiezo?
En la práctica, escoger la forma jurídica es el primer paso para vivir tu sueño. Parece una decisión fácil e intrascendente, pero realmente tiene muchas implicaciones.
¡Bienvenido al mundo real, lleno de obligaciones legales, mercantiles, fiscales, contables y laborales!
Poner en marcha tu empresa es apasionante. Aprenderás, crecerás y te desarrollarás como persona y como profesional. Y en el proceso tendrás que contestar a interrogantes sobre temas que para ti son totalmente desconocidos.
Al escoger la forma jurídica de tu negocio, estás decidiendo sobre:
- Nivel de riesgo que quieres asumir (Responsabilidad limitada o ilimitada)
- Régimen fiscal (Impuesto de Sociedades o IRPF)
- Importe de la cuota de Seguridad Social que tendrás que pagar (Tarifa plana o no)
- Acceso a subvenciones (no son las mismas para todas las formas jurídicas)
- Capital social que hay que aportar
- Y muchas más cuestiones: número de socios, relaciones entre los socios, etc.
Las implicaciones de esta decisión son muy amplias y muchas veces no se conocen lo suficiente antes de tomar esta decisión tan importante.
Quizás lo más importante es reconocer que no lo sabemos todo y buscar ayuda y asesoramiento. Hoy en día hay muchos recursos disponibles para los emprendedores en todas las Comunidades Autónomas. Y en Internet hay mucha información útil.
Recuerda que muchas veces, lo más importante es saber formular las preguntas adecuadas. Si eres consciente de lo que necesitas conocer, es más fácil encontrar la respuesta.
Principales formas jurídicas
Para empezar, vamos a enumerar las principales formas jurídicas que se utilizan más habitualmente en el mundo real, clasificadas en función del nivel de responsabilidad y la fiscalidad de cada una:
El emprendedor responde con todos sus bienes presentes y futuros de las deudas contraídas por su negocio.
- Autónomo (empresario individual o profesional independiente)
- Sociedad Civil
Tributan IRPF
Tipo de gravamen: 0% – 45%
Los socios responden de las deudas contraídas por el negocio únicamente con las aportaciones de capital que han realizado, quedando su patrimonio personal a salvo.
- Sociedad Limitada
- Sociedad Laboral
- Cooperativa
- Asociación
- Fundación
- Sociedad Anónima
Tributan en el Impuesto de Sociedades
Tipo de gravamen: 25%
Te recomiendo que reflexiones bien sobre el grado de responsabilidad que quieres asumir en caso de que algo vaya mal. Y a continuación, que te plantees los costes fiscales y las cuotas de seguridad social que tengas que pagar en función de tu elección.
Al empezar, los primeros años son duros y no se tienen grandes beneficios, por lo que suele salir más rentable tributar en IRPF. Si decides arrancar como autónomo, te beneficiarás también de la tarifa plana de autónomo (ahorrarás -5.137,38 € en 30 meses, si tienes menos de 30 años).
Esto es muy atractivo y suena muy bien. Pero piensa en términos de responsabilidad. Si algo sale mal, ¿te compensa arriesgar todo a cambio de 5.137 €?
Y si aun así decides arrancar como autónomo, no olvides replantearte esta cuestión en el tiempo. Hoy eres joven y tu patrimonio es pequeño. Pero si todo va bien, esta situación cambiará. Y entonces es cuando el tema de la responsabilidad pasa a ser crítica.
Recuerda que puedes cambiar la forma jurídica de tu negocio en cualquier momento.